1984

Winston Smith forma parte del partido único que gobierna Londres. Es un miembro insignificante que trabaja en el Ministerio de la Verdad, cuya función es alterar los datos históricos en beneficio del partido. Todos sus movimientos son monitorizados por telepantallas y controlados por un ojo que todo lo ve. El omnisciente líder del partido, el Gran Hermano, se ha vuelto todopoderoso, su poder se extiende a las mentes de sus súbditos mediante la creación de la neolengua y la persecución del «crimental», es decir, de los pensamientos críticos, considerados ilegales. Ahogado en su humanidad hasta el extremo, frustrado por la falta de libertad física y mental, Smith compra ilegalmente un diario y comienza a dar curso a su rebeldía. Con 1984, Orwell plasmó la distopía más célebre de todos los tiempos. Su retrato de un futuro en el que el totalitarismo alcance tales extremos que impida a los ciudadanos escapar de su control, escrito tras las experiencias de las dictaduras fascistas y comunistas, cobra nueva vigencia en un momento de la historia de la humanidad en el que los populismos de todo orden están en pleno auge y en el que la tecnología y las sociedades en red han perfeccionado al máximo las posibilidades de control sobre la vida privada.