Tu marido ¿deja los calzoncillos en el suelo esperando que mágicamente se recojan solos? ¿Te pregunta dónde está algo cuando lo tiene delante de las narices? ¿No te deja dormir porque ronca como un oso en estado de hibernación y después no entiende por qué estás tan cansada?
No te preocupes, no estás sola.