En esta obra publicada en 1900, el escritor uruguayo José Enrique Rodó enfila sus prosas en contra de la creciente penetración ideológica estadounidense y aconseja a la juventud latinoamericana a seguir los caminos de Ariel, el personaje shakesperiano de La Tempestad, genio del aire, símbolo de la imaginación y la espiritualidad, en oposición a Calibán, representación del utilitarismo y pragmatismo anglosajón.
A pesar de que han pasado más de cien años desde su edición, Ariel —de notable y original estilo—, tiene reflexiones que parecen escritas solo hace unos pocos días.