Cuando una enfermedad como el cáncer ataca a un amigo o a un miembro de nuestra familia, la vivimos intensa y dramáticamente. Pero todo es aún más duro si el enfermo es un niño o una niña.
Berta llora sin consuelo, no tiene pelo porque está enferma de cáncer. Todos los que la rodean le dicen cosas bonitas para distraerla y hacerla feliz. Al final, ella sola descubrirá también nuevos alicientes para seguir adelante y disfrutar de la vida.