Charles Garnier (París, 1825-1898) destaca por emplear el eclecticismo dentro del estilo Segundo Imperio, a través del cual plasma arquetipos renacentistas neoclásicos y barrocos. La culminación de su trabajo la constituye la Ópera de París, obra de gran relevancia para la arquitectura del siglo XIX que ha marcado la evolución de esta disciplina. Sin embargo, Garnier es autor de una gran diversidad de proyectos, tumbas, espacios públicos de ocio, establecimientos privados y edificios construidos en su retiro en Bordighera. Tanto en la Ópera como en el resto de sus obras se aprecia la conjugación de tradición e innovación, así como su minuciosidad en el detalle y el empleo de gran variedad de materiales.