Débora Arango concilió una vida discreta y hogareña con la creación de la obra pictórica más revolucionaria del Siglo XX colombiano. Su discreción permanece, pues a pesar de ser una artista pública—que se asoma cada vez que pagamos con un billete de dos mil pesos— Débora ha quedado opaca y escurridiza. A ese reto, de observarla y narrarla, se le mide este perfil en el que el autor alterna roles de detective e historiador para ir tras los gestos que resumen la vida de Débora Arango que, tras atreverse a pintar el desnudo femenino, fue mitificada, censurada, olvidada y, tarde, reivindicada. Silenciosa, construyó un legado que retrató los eventos que forjaron la historia moderna de Colombia: el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, los tiempos de la Violencia, el voto de la mujer. A medio camino entre una biografía, un thriller histórico y una novela policiaca, este libro reconcilia a las muchas Déboras: la feminista que se apropió de la contemplación del cuerpo de la mujer; la apacible ama de casa y la artista que, a golpe de trazos y colores, creó una obra viva que hoy es mapa y es espejo.
“Víctor Cabezas ha construido, con paciencia y gran acierto, un cuadro vivo de Débora Arango. Como la vida, se trata de un retrato móvil, tentacular, disperso y concentrado: compuesto. La composición que tenemos delante es retrato, paisaje y bodegón, y es, en últimas una celebración; no solo de un personaje, y no solo de una pintora, sino de la atención amorosa, admirada y genuina que un hombre puede prestarle a una mujer que existió”, del prólogo de Carolina Sanín