La vida moderna nos exige unos ritmos extremos y, sin darnos cuenta, naturalizamos dormir cada vez menos, permanecer estresados, tener jornadas de trabajo extenuantes, comer a deshoras y poco nutritivo, entre otros malos hábitos que alteran el equilibrio de nuestros procesos vitales. Este estilo de vida genera inflamación crónica en el organismo y con esto llegan padecimientos de salud—con los que nos hemos acostumbrado a vivir—, como síndrome de colon irritable, colesterol alto, problemas de tiroides, migraña, fatiga, ansiedad, o incluso enfermedades metabólicas más graves.