Aunque fundamentalmente la obra de Platón es la expresión filosófica de su saber, ha llamado siempre la atención que su medio haya sido una prosa de características literarias, que en buen grado ha contribuido a que su pensamiento, después de veinticinco siglos, se mantenga vivo, polémico y continúe enriqueciendo las cualidades reflexivas de sus lectores. Puesto que Platón fue un educador en varios sentidos (su interés, además de penetrar la esencia de las cosas, era el de conseguir que sus discípulos también lo lograran), su obra es eminentemente pedagógica.