Su vida transcurría entre la caza, la danza y los juegos, en los ríos y lagos que encontraba en sus recorridos, acompañada de sus ninfas. Pero un día, Acteón, intrépido cazador, se separó de su grupo y por azar se dirigió hacia la arboleda muy cerca del bosque de la diosa, quien al verse observada por él, lo castigo convirtiéndolo en un extraño animal, que lo llevó a la muerte.