Tras la muerte de Jesús en la cruz hacia el año 33 de nuestra era, el cristianismo comenzó a difundirse rápidamente dentro y fuera de los límites de la Palestina romana. La labor predicadora de los discípulos, especialmente la de los que lideraron la corriente del heleno cristianismo; el proceso de consagración de Roma como la ciudad santa de esta nueva religión, y las diferentes fases por las que atravesaron las relaciones entre la comunidad cristiana y el Imperio romano centran este volumen dedicado a los orígenes del cristianismo. Un viaje que nos lleva de la Roma de los Césares a la de los Papas con la nueva religión como eje de análisis histórico.