La cuestión del pensamiento animal ha formado parte del canon filosófico occidental desde antiguo. Se trata de un debate que sigue vivo en la actualidad, pues también nosotros queremos profundizar en la comprensión de nuestras semejanzas y diferencias con otras especies animales. ¿Actúan los animales movidos por el instinto ciego, o piensan lo que hacen? ¿Son un caso aparte los animales superiores, con quienes compartimos tanto antepasados filo- genéticamente cercanos como parecidos neurológicos? ¿O es la comparación con el caso humano una rémora para el progreso de la investigación?
Para responder a preguntas como estas, en las últimas décadas la ciencia cognitiva ha añadido una herramienta más a las propias de la filosofía: la experimentación. Pero los resultados así obtenidos no son siempre fáciles de interpretar. Podría decirse, evocando a Kant, que los datos sin conceptos son ciegos, con lo que se reivindicaría la contribución de la filosofía al debate.
En consonancia con ello, este libro defiende un modelo expresivo de la naturaleza y el estudio de lo mental, aplicado a la cuestión del pensamiento de los animales sobre el mundo inanimado, los otros y sí mismos.