Esta narración se adentra en un territorio donde la memoria ocupa el centro del relato. Desde una ventana en Bogotá, un hombre adulto contempla el paisaje y sin proponérselo regresa a su niñez interrumpida por el desplazamiento forzado en el Darién, enlazando su historia con la de otros niños que jugaban con helicópteros hechos con plantas de rio. La crónica oscila entre la inocencia de la infancia de aquel niño y la reflexión del adulto que intenta comprender. Esa doble mirada trazada por Manuel Restrepo, sostiene un relato vivo y desgarrador.
Al cerrar el libro queda la certeza de que el país, frágil como el vuelo de una mariposa, tiembla en el aire de sus propias heridas.