¡A quién se le ocurre que las aves no vuelan! Al lado del río, Fagot conoce a una garza y al verla no se explica por qué ella sí puede volar y él no... Ambos tienen picos y alas grandes, y patas largas... ¡No es justo! Fagot quiere volar, pero su papá le insiste en que así son las cosas: ¡los avestruces no vuelan! «¡Qué injusticia!», piensa Fagot decepcionado mientras mira con celos a la garza.
Pero será precisamente ella quien le mostrará que todos tenemos cualidades diferentes, Fagot, por ejemplo, es un avestruz, ¡el ave que corre más rápido en el mundo!