Entrega y disponibilidad
«He de confesar que no sé nada sobre lo que requieren las plantas para crecer al borde de mi ventana; es más, ¡no logro que sobrevivan ni los cactus! Pero la florescencia de la que hablo, es otra; es un retoñar de algo muy interno e íntimo: el ser. Durante los últimos casi veinte años de determinación y búsqueda, he aprendido una que otra cosa sobre la botánica del alma, y son precisamente estos aprendizajes los que quiero compartir contigo».