La locura está hundida en el discurso de la experiencia histórica y en la tajante realidad de los hechos humanos. Pero, siempre eludida, siempre inapreciable, estalla como un confín y al mismo tiempo se cierra como una peligrosa transparencia bajo las líneas de fuerza de la razón dominante. El sentido de la obra de Michel Foucault —un sentido político más que polémico— no descansa en el examen inocente del pasado clásico europeo con relación a la locura; su efecto cultural no complace a ningún historicismo académico, a ninguna nosografía tampoco: es una puesta en cuestión, rigurosa y ardiente, de la simulación que suele registrar, con miedo y desenfado, las vicisitudes "dialécticas" de la pareja Razón-Sinrazón. Del sobrino de Rameau diderotiano al perfil trágico de Antonin Artaud, pasando por Nietzsche y Nerval, toda una historia de la locura se dibuja y socava los presupuestos mismos del poder y la sabiduría occidentales. Historia de la locura marca el corazón y los nervios de una civilización entera. Foucault ha cumplido una profunda tarea de revisión y análisis con este gran libro.