El verano de 1941 supuso un punto de inflexión en la praxis de la campaña de genocidio. La implementación práctica del Holocausto presentaba innumerables problemas logísticos que fueron siendo resueltos mediante
un proceso de ensayo-error. Este libro incide con muchos detalles en dichos procedimientos y evidencia el nivel de planificación, análisis y desarrollo que tuvo lugar entre 1941 y 1945, mostrando la lógica subyacente de los procedimientos para el exterminio de seres humanos. Nada ocurría por azar en los campos, todo fue planificado con espeluznante precisión, de forma quirúrgica en la mayor parte de los casos.
El autor también explora la idea de que la propia lógica del exterminio estaba guiada por el triple concepto de efectividad, diligencia y rentabilidad, tres principios estratégicos que jugaron un papel determinante en el desarrollo del Holocausto, que fue un acto planificado, premeditado y quirúrgicamente ejecutado de genocidio.