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La pasión de Daniel Samper Pizano por la lucha libre es casi igual a su fanatismo por el Barcelona. La primera vez que Daniel asistió a un espectáculo de golpes, saltos, llaves maestras y muchos gritos tenía tan solo 10 años. Su padre y un amigo de este aceptaron sentarlo en primera fila, frente al cuadrilátero, para incluso «oler el sudor de los luchadores». Con esta historia, que termina con su padre invitando al luchador enmascarado a pelar a puño limpio para defender la honra de su esposa, Daniel Samper Pizano se lanza de nuevo a escribir como mejor lo sabe hacer: con humor, sarcasmo, identificando asuntos cotidianos de los seres humanos, para terminar preguntándose ¿por qué somos así como especie, y como colombianos?