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    Cód.: 705166

    La venganza en la comuna

    por: $ 65.000
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    La familia Carbonell enfrenta persecución, lucha y duelo mientras sobrevive en una comunidad campesina en Marquetalia, Valle del Cauca, tras un asesinato, durante los años setenta, en medio del ambiente maoísta y de ciertos líderes terratenientes. En esta novela hay un pulular de sensaciones y destellos, una niebla táctil y onírica, gustativa y olfativa, que se acerca y se aleja en los ojos y aventuras de Serafín, el narrador. La muerte y la carretera atraviesan esta niebla como cartas fatales estampadas en la oscuridad. Y el niño voltea las cartas que intuye y encuentra, juega con los sueños, le lanza preguntas a la esfinge moral del tiempo, a las causas y efectos y al sutil espacio que los conecta, que los expande y trastoca, los confunde, los diluye; es decir, el niño hace literatura. Pero lo acecha el ángel vengador en su rabia, en su impotencia, ángel intocable a todas luces, que introduce elementos y ritmos de thriller. Alrededor de Serafín vemos a su madre, María Bonifacia, sofisticada campesina de lenguaje afilado, de moral tan robusta con su sensibilidad y sus contradicciones, una columna central en todos los espacios. Vemos al padre, Jesús Amadeo, labrador de la tierra, líder social y enfermero que busca soluciones prácticas del día a día porque no tiene tiempo para los asuntos grandes y colectivos de la Revolución. Vemos a Sebastián, «el hombrecito de la casa», que prepara trampas y arregla transistores. Vemos al héroe Kalimán con sus poderes. Vemos a Lourdes, la niña que se identifica con la guerrilla. Y, por supuesto, vemos al asesino, personaje pintoresco, seductor y cruel. También vemos los cultivos, el trapiche, la casa, el bosque de niebla y ciertos animales con aura supersticiosa como el Tres pies. Pero una de las tensiones de esta novela recae en una pregunta que puede surgir con la sombra, con la duda del ángel vengador: ¿es posible representar el papel de víctima durante toda la vida sin volverse efectivamente una víctima? Acaso la Historia y la historia con este libro nos lleven a la respuesta. En una larga ósmosis de sensaciones e imágenes, esta novela forja un mundo preciso, rico y evocador que penetra las fibras de la mente, de un modo que recuerda algún libro de Reinaldo Arenas o de alguna pluma centroeuropea con sus novelas de aprendizaje y de infancia. Aquí, como en una caravana o un espléndido viaje en chiva, saturado de comida y de lluvia, de bosque y montaña, también desfila delante de nosotros un mundo saturado de experiencia, que convive con la violencia, visto con los ojos de un niño precoz y soñador que quiere poner en jaque al ángel vengador, pero, sobre todo, a la muerte.