El antagonismo entre las pulsiones del ser humano y las restricciones que la cultura impone. A partir de la pregunta que le surge a Freud sobre la infelicidad del ser humano, encuentra que dicho sufrimiento puede tener tres razones: la primera, el verse sometido por una naturaleza avasalladora; la segunda, el cuerpo como fuente inagotable de sufrimiento; y la tercera, las relaciones de carácter social, filial y amoroso que se sostienen dentro del género humano. El autor descubre que, por medio de la regulación y el entendimiento de las pulsiones propias del ser humano, puede encontrar la solución para su sufrimiento, entendiendo que dichas pulsiones se manejan de tres formas: represión, sublimación y delirio. El autor austríaco explica los problemas de la cultura desde un enfoque genético, es decir, que los problemas de la sociedad comienzan a verse como un reflejo de las pulsiones que el hombre padece en su infancia, explicando, de esta manera, que dichos problemas son el resultado de sus pulsiones iniciales poco comprendidas. En esta obra, además, el autor busca tender puentes entre los nuevos postulados y los planteamientos que se han dejado claros en obras anteriores como los ya establecidos en su libro Tótem y tabú.