De qué modo participa el estudio de la historia de las técnicas artísticas en una lectura de las obras de arte?
¿Cuál ha sido el papel de la técnica en la producción de¬ las obras y qué valoración y qué parte ha tenido en la cultura de los artistas? ¿Cómo se elaboraba, se aprendía se intercambiaba y se transmitía el saber técnico? ¿Cómo se insertaba esta cultura —con su horizonte de investigaciones y finalidades— en el debate teórico de artistas, literatos, filósofos, científicos e historiadores?
¿Y de qué modo y en qué medida han contribuido esas investigaciones a la definición misma del concepto de arte?
Preguntas de este tipo, abiertas a un abanico de respuestas que corresponden a otros tantos interrogantes, constituyen el estímulo y la premisa del presente ensayo cuyo propósito es delinear una guía de acceso al estudio de los tratados que se ocupan de las técnicas, en cuanto parte integrante de la historia del arte y sector específico de las fuentes escritas, en función de un más amplio análisis de la relación entre teoría y práctica del arle. Seguir paso a paso cómo se ha hablado de técnicas artísticas significa investigar las formas (o las técnicas) de un lenguaje específico acuñado por artistas (pero no sólo por ellos) y dirigido a los artistas (pero no sólo a ellos), referente a una actividad caracterizada por usos convenciones, experimentaciones y normas propias, y que ha sufrido transformaciones e interpretaciones diversas por parle de una abigarrada formación de operadores, asumiendo en el tiempo valencias diversas; tanto es así que el lenguaje de la técnica artística puede ser visto hoy como código interpretativo, después de haber ejercitado durante mucho tiempo la función de instrumento normativo y operativo.
En realidad, el argumento se desarrolla a partir de la convicción casi obvia, pero de hecho todavía en fase de profundización metodológica, de que el conocimiento de la historia de las técnicas artísticas —en cuanto interna a la de las obras que constituyen su razón de ser— es parte imprescindible del bagaje cultural del historiador del arte; no sólo como objeto de indagación, sino también y conjuntamente como medio de indagación, que hay que insertar dialécticamente en el ámbito de una compleja trama de confrontaciones entre otros datos y otros métodos.