El hombre de todas las épocas se ha interesado por el arte y este ha estado siempre presente en cualquier sociedad humana. Esta relación entre el hombre y el arte nos lleva a ahondar en los aspectos formativos que contiene para la persona y, en concreto, a través de la ópera y su puesta en escena.
Estos aspectos redundan en el conocimiento propio y del mundo, así como en la relación entre ambos. En este sentido, la obra de arte nos enfrenta con nuestra propia dualidad, la del mundo exterior e interior.