Orlando es un noble inglés, el cortesano favorito de la reina Isabel I. Durante la Gran Helada de 1608, se enamora de Sasha, hija del embajador ruso, quien lo abandona sin ninguna explicación. Para olvidar a Sasha decide viajar y consigue el cargo de embajador en Constantinopla. Allí, en mitad de una revolución, Orlando cae en un profundo sueño y cuando despierta descubre que se ha convertido en mujer. En adelante y durante trescientos años deberá aprender a vivir de nuevo. Virginia Woolf ofrece en Orlando (1928) una singular reflexión acerca del papel de la mujer en la sociedad, de su ilimitada capacidad para crear arte y vida, por encima de los dictados y los prejuicios de todas las épocas.