La India es un subcontinente, lo cual implica extensión y variedad. Junto a monumentos bien conocidos, como el Taj Mahal, se hallan las grutas de Ajanta y de Ellora, o los monumentos budistas de Sanchi, las notables aportaciones del periodo colonial y varios parques naturales de gran valor botánico y faunístico. Los países geográficamente próximos al gigante indio son asiento, asimismo, de espacios clasificados por la Unesco como patrimonio de la humanidad, como Katmandú, en Nepal, o las ruinas de Mohenjo-Daro, en el valle del Indo, en Pakistán, una de las primeras culturas urbanas conocidas. También Bangladesh y Sri Lanka, las antiguas Bengala y Ceilán, hacen contribuciones notables. En el Sureste asiático, además de los célebres templos de Angkor, destacan lugares menos divulgados en Occidente: santuarios históricos y reservas naturales de asombrosa riqueza.