Me siento mal cuando veo que se usan niños en vídeos pornográficos, cuando veo a soldados asesinar a civiles, a niñas con los genitales mutilados por sus abuelas, a políticos y altos ejecutivos adjudicarse enormes aumentos de sueldo...
Me siento mal ante estos abusos de poder, y entonces siento rabia.
Y sin embargo, yo también abuso del poder: he provocado sufrimiento y me he encogido de hombros, he ignorado las lágrimas de mi hijo, he manipulado a los demás para conseguir lo que quiero, he abandonado a hombres que me amaban... Tengo el poder de herir a los demás y lo ejerzo.
También siento impotencia, como cuando me enfrento con el hambre que hay en África, o con la intratabilidad de los generales en Serbia y Bosnia, o con la muerte de peces en ríos y mares contaminados, o cuando el hombre al que amo se va con otra mujer... Entonces me siento sobrepasada y no sé qué hacer.
Es por ello que quiero aprender a ser poderosa para dar respuesta efectiva a todo esto que presencio. Pero quiero ser poderosa de un modo que no sea abusivo. Quiero ser capaz de alzarme ante el abusador sin actuar del mismo modo que él.