Este libro analiza los síntomas de deterioro democrático que permitieron la llegada al poder de Hitler en 1933, como polarización, discursos de odio, y gobiernos demagógicos. Apoyándose en fuentes históricas y prensa de la época, Ginzberg examina cómo las instituciones y la sociedad civil, en ocasiones ingenuamente, facilitaron el ascenso del nazismo.