Los primeros humanos eran nómadas y dependían del medio que les rodeaba para sobrevivir: cazaban, pescaban y recolectaban frutos. Con el paso del tiempo, aparecieron los oficios que cubrían sus necesidades: cuando tuvieron la necesidad de vestirse, confeccionaron ropa; querían cobijarse, así que construyeron cabañas... Fabricaron más cosas hasta que llegaron el trueque y el comercio, con lo que se intercambiaron más productos. Por tanto, podemos decir que las profesiones surgen con el nacimiento de la civilización.
En la antigua Grecia, el ocio era la aspiración máxima de cualquier persona, y los ciudadanos solo trabajaban por necesidad, pues normalmente asistían a la asamblea o los tribunales y dejaban los trabajos manuales a los metecos o los esclavos. Pero si había que trabajar, el ideal griego de vida era el del campesino, a pesar de ser un oficio durísimo. Además de campesinos, había médicos, soldados, políticos, arquitectos, artesanos o maestros, entre otras muchas ocupaciones.
¿Y qué mejor forma de conocer una civilización como la griega que a través de las palabras de sus protagonistas? En este libro, ellos te relatan en primera persona cuál era su oficio, en qué consistía y cómo era su día a día, y te ayudan a conocer de primera mano la vida cotidiana en la antigua Grecia.