En octubre de 1928, Virginia Woolf fue invitada a Newnham College y al Girton College, ambas universidades femeninas, para dar una serie de conferencias acerca de las mujeres y la ficción. Un año más tarde se publicaron dichas conferencias a manera de ensayo bajo el título de Una habitación propia. La propuesta de la escritora es que una mujer debe tener dinero y un cuarto propio para poder escribir novelas ya que a través de la historia las mujeres han sido relegadas en el mundo de la literatura, ya sea por su condición femenina o por no contar con una independencia financiera. En este ensayo se lleva a cabo el exhaustivo recuento histórico de las mujeres que se han dedicado a la literatura, examinando la trayectoria de Jane Austen, las Brontë, George Eliot, Anne Finch, Rebeca West y otras trascendentales mujeres. Un llamado a la independencia económica y social, a una actitud creadora lejos de las preocupaciones materialistas, con una conciencia clara y reflexiva del rol de la mujer en cualquier época.